El ADSL supone una grandísima oportunidad para Telefónica. Esta tecnología, desarrollada por los laboratorios Bellcore para las baby Bell en Estados Unidos (las siete operadoras de telefonía en que se había dividido AT&T), permitía utilizar el par de cobre, tanto para la voz como para transmitir datos en alta velocidad y de forma independiente. Hacía posible competir con los operadores de cable en banda ancha desde el primer día sin tener que instalar un nuevo cable hasta el cliente, lo que hubiese supuesto una inversión multimillonaria. Así, Telefónica toma la decisión de abandonar el despliegue de cable coaxial y lanzar el ADSL en todas nuestras operaciones, tanto en España como en Latinoamérica. En España tras cumplir todos los requisitos regulatorios, Telefónica lanza su ADSL en octubre de 1999 con varias opciones que iban desde un ADSL básico con velocidades de bajada y subida de 256kbps/128 kbps a uno premium con 2 Mbps/300 kbps. De esta forma, nos convertimos en el primer operador en lanzarlo en Europa. Además, debíamos tener lista una oferta mayorista (que se llamó GigaADSL) para que todos nuestros competidores pudieran acceder indirectamente a sus ADSL instalados y a precios regulados. El ADSL no dejó de evolucionar, en 2005 es muy popular el ADSL2+ con velocidades que alcanzan los 20 Mb, hasta la llegada de otra tecnología en España todavía más potente, la fibra óptica hasta el hogar (FTTH). Con velocidades de 50 Mbps en las primeras pruebas, su comercialización comenzó años más tarde, en 2008.
En 1999 llega el teléfono Domo a los hogares. Un objeto funcional, decorativo, sencillo de uso, elegante, que respiraba modernidad y reemplazaría al anterior modelo, el Forma. El emblemático diseñador Alberto Corazón fue el creador de este modelo. Su nombre, y la parte posterior del nuevo dispositivo, se inspiró en una auténtica domus romana. En 1999, a punto de terminar el siglo XX, el Domo introdujo innovadores servicios, que hicieron del teléfono una pequeña central de comunicación que recibía y emitía mensajes, memorizaba números, permitía conversaciones a tres bandas, llamaba automáticamente a servicios de emergencia, etc. Y mientras, en las calles, las blackberrys proliferaban. Ese año, además, introdujeron por primera vez un servicio que marcaba una gran diferencia: el envío y recepción de correo electrónico.
En 1999 Telefónica decide agrupar toda la actividad de portales con contenidos diversos y accesos a Internet (Teleline) en una nueva filial, Terra Networks. Y aprovechando el elevado valor en el mercado de los proyectos de Internet, salió a las Bolsas de España y Estados Unidos el 17 de noviembre de 1999 con una revalorización en la primera sesión del 213%, que siguió aumentando en los meses siguientes, llegando a ser la décima compañía española por capitalización bursátil. Este enorme valor le permitió dar el salto y comprar en abril de 2000 Lycos, el tercer portal más visitado de EE. UU. Su máxima valoración en Bolsa la alcanzó en febrero del 2000 y a partir de ahí se produjo el estallido de la burbuja puntocom en todo el mundo. A finales de ese año las empresas de Internet habían perdido más del 75% de su valor. Este episodio que provocó quiebras importantes a nivel mundial, un caso digno de análisis, que trajo grandes aprendizajes para el posterior crecimiento de los negocios de Internet. Ese mismo año, sale a Bolsa el 35% del capital de TPI (Telefónica Publicidad e Información, la filial del grupo que aglutina directorios y servicios de contacto de empresas) que superó las expectativas más optimistas. En su primer día de cotización, las acciones de la empresa de Páginas Amarillas subieron un 29%.
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