Durante sus primeros diez años de vida, una de las fuentes de ingresos de la CTNE fue el envío de telefonemas entre abonados. Los telefonemas eran mensajes cortos por escrito que se podían enviar de teléfono a teléfono para dar un recado tan breve y concreto que no requería establecer una llamada. Si nos parecía que el SMS y después la mensajería instantánea habían supuesto una revolución, pensemos que, entre 1924 y 1934 -cuando se dejó de prestar este servicio- la CTNE ingresó más de 60 millones de pesetas (3,6 millones de euros) por este servicio. A partir de 1934, y en virtud de su contrato con el Estado, la CTNE dejó de prestar este servicio para no competir con los telegramas.
La CTNE recibe la primer circular con las normas de contabilidad que han de regir en la compañía. La ITT, nuestro primer propietario, es quien facilita este manual, dejando claro en su portada que no se podrá “transferir ni consentir su aprovechamiento a otra entidad”, puesto que se trataba de una cesión en exclusiva.
En este año son Lleida, Tarragona y Las Palmas las capitales a las que les corresponde pasar al servicio automático. En cuanto al tráfico internacional, comienza a ser una realidad la conferencia telefónica con destinos como Guatemala, Costa Rica, Nicaragua, Panamá, Bahamas e Indochina.
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