Después de varias décadas de trabajo e inversiones, la red telefónica termina definitivamente su proceso de automatización. El servicio deja de necesitar la intervención manual en todos sus puntos y las centrales, sin excepciones, se convierten en automáticas. La última de ellas sería la de un pequeño municipio de la Alpujarra de Granada, Polopos, y despedirse de aquella última central manual y de su telefonista fue todo un acontecimiento. En diciembre de 1988, Magdalena Martín, la última chica del cable, empleada en Polopos, cursó la última llamada manual entre el alcalde del pueblo, Antonio Gálvez, y el entonces presidente del Gobierno, Felipe González.
La innovación es imparable en Telefónica. Desde su inicio como compañía, la anticipación y la exploración de nuevos caminos para conseguir mejores resultados es puro ADN de la casa. Años antes se concentraron las tareas de investigación y desarrollo de nuevos productos y soluciones en el llamado CIE, Centro de Investigación y Estudios. Pero no es hasta 1988 cuando se decide instrumentar todo ese trabajo en un centro estable y exclusivo: nace Telefónica I+D. El primer gran reto de la nueva filial llegaría ese mismo año. Más de 500 ingenieros y un ambicioso presupuesto de 8.000 millones de pesetas (unos 50 millones de euros) sirvieron para desarrollar un gran proyecto tecnológico, la evolución de la red de datos de Telefónica, desde la red IBERPAC a la nueva TESYS B para dar salida a la cada vez mayor demanda en un mercado, el de los datos, que empezaba a explotar.
La demanda crece exponencialmente, sobre todo en el sector empresarial. El número de líneas solicitadas crece casi un 20% respecto al año anterior, y cada línea consume de media un 8,6% más que en el último ejercicio. Las perspectivas económicas son halagüeñas, la expansión internacional comienza a atisbarse, la red se moderniza y las telecomunicaciones alcanzan una penetración nunca vista en la sociedad española. Todo ello invita a Telefónica a considerar este año 1988 como el arranque de una nueva etapa en la que la distancia tecnológica de España con los países de su entorno comienza a estrecharse a toda velocidad.
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