En 1985 Telefónica hace un increíble ejercicio de proyección al futuro y le da forma a una de las campañas más emblemáticas de su historia. “Faltan 15 años para el año 2000” fue una apuesta y una visión que todavía sorprende. En un libro, en una campaña de publicidad en prensa y, sobre todo, en un spot de televisión, Telefónica se atrevió a dibujar el futuro y acertó de pleno. “Alrededor del teléfono, algo maravilloso va a ocurrir”, decíamos, y así fue. “El hilo del teléfono convertirá la voz en luz, la luz en imagen…”. El anuncio hablaba de aprovechar oportunidades, de calidad de vida, de mejorar, gracias a la tecnología, el día a día de hogares y empresas. Y de que allí estaría Telefónica. Los dos componentes del ADN de la compañía, la anticipación y el compromiso, brillan como nunca en esta campaña.
Antes de salir de casa para hacerse grande y buscar operaciones en otros países de otros continentes, Telefónica necesitaba financiarse en los mercados internacionales. Bajo la presidencia de Luis Solana, y con el ánimo de evitar a toda costa la entrada en nuestro mercado de grandes operadores, Telefónica logró en este año comenzar a cotizar en las Bolsas de Londres, París, Fráncfort y Tokio. Solo en ese año se colocaron 47,5 millones de acciones (30.000 millones de pesetas/180 millones de euros).
Todavía estamos lejos de la popularización del móvil, pero las ventajas de hablar por teléfono sin cables empiezan a conocerse en los hogares y oficinas. De este año es el terminal Benjamín, un curioso modelo fabricado por Telyco. Súper moderno para la época, compacto, pequeño e inalámbrico, con una tapa que protegía el teclado, como serían después los primeros móviles, el Benjamín se distribuyó desde mediados de los ochenta hasta mediados de los 90 en blanco o rojo.
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