Cada año la tecnología permite dar un paso más. “Rizar el rizo”, diríamos. Ya podíamos hablar a distancia, ya podíamos enviarnos mensajes escritos. Faltaba la conquista de la imagen en movimiento, y eso llegó en 1975. Las videoconferencias, primitivas, pero videoconferencias al fin, con imagen y sonido en tiempo real, empezaban a ser una realidad en esos años en los que tantas cosas estaban cambiando en España. Telefónica pone en marcha en 1975 el primer sistema entre Madrid-Barcelona para la celebración de conferencias video telefónicas y se instalan dos locutorios en Madrid y Barcelona para la celebración de este tipo de llamadas. Muchos años después, esta posibilidad abriría el camino a las reuniones a distancia que tantos viajes, desplazamientos y tiempo nos han ahorrado, especialmente en momentos como la pandemia.
Los contestadores automáticos eran conocidos ya desde unos años antes, pero llega ahora el contestador de cassette, listo para grabar mensajes, pero también para emitirlos. Se comercializan con el teléfono de teclado multifrecuencia y anuncian -con carteles en la fachada de Gran Vía- como la solución para un teléfono “24 horas informado y contestado”. Porque, como explicaba el manual de uso, ya era posible “estar en dos lugares a la vez”.
Para Telefónica era importante garantizar las comunicaciones con los barcos en alta mar -entre sí y con los puertos- para preservar la seguridad de las tripulaciones y la eficiencia de las rutas. En 1975 se inauguraba un nuevo centro de radiocomunicación de Onda Corta en Griñón (Madrid) y dos nuevas estaciones costeras en Málaga y Alicante para dar cobertura a toda la costa. También ese año, el consejero delegado de Telefónica, Santiago Foncillas, inauguraba, con una llamada y un evento con todo el boato necesario, el nuevo cable submarino España – Gran Bretaña.
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