Un joven de 36 años llamado Antonio Barrera de Irimo, hasta entonces secretario general técnico del Ministerio de Hacienda, es designado presidente de la Compañía Telefónica Nacional de España. Sustituye a José Navarro Reverter, que ocupaba el cargo desde 1945. El nuevo presidente explicaba así los problemas de la empresa “Cada nuevo teléfono le cuesta a la compañía unas 30.000 pesetas. Actualmente hay unas 511.000 peticiones de teléfonos sin atender. En su estado actual, la compañía no puede instalar una media mayor de los 180.000 teléfonos anuales…Telefónica se verá precisada a obtener créditos sustanciosos por varios miles de millones de pesetas”.
Ante esta situación de inversiones para satisfacer la alta demanda, la CTNE ofrece a la sociedad española la posibilidad de participar en su accionariado, lo que la llevará a convertirse en la primera empresa del país por su capital, con más de 100.000 accionistas, siendo la más significativa por el número y calidad de sus inversores.
En 1965 acababan de entrar en servicio el primer enlace por cable submarino entre Estados Unidos y Gran Bretaña y el primero transpacífico con escalas en Hawaii, Fiji y Nueva Zelanda, entre Canadá y Australia. Este entusiasmo por el cable submarino se manifiesta también en España y será muy significativo el nuevo PENCAN-1 que conecta Cádiz y Santa Cruz de Tenerife con 1390 km de longitud, 45 repetidores y 160 canales a 3 kHz, características que lo harían durante un tiempo, el de mayor capacidad en el mundo.
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