En agosto de 1930, Telefónica reúne a más de 200 médicos en la planta 13 de Gran Vía para realizar una demostración que parecía de ciencia ficción. La mesa de honor en Madrid estaba presidida por altos cargos de CTNE y por el doctor Jiménez Díaz. Todos los invitados disponían de un auricular para seguir la experiencia. Tras un pequeño retraso por tormentas en el mar que dificultaban la comunicación vía radio, el doctor Montellano, en Argentina, puso su estetoscopio, al que habían acoplado un amplificador, en el pecho de diferentes pacientes. Desde Madrid se pudo hacer un diagnóstico médico, y acertado, según corroboró el médico argentino, para asombro de todos. Este acontecimiento, digno de admiración entonces, marca el comienzo de lo que es la telemedicina, que hoy, más avanzada, permite hacer operaciones a distancia gracias al 5G.
El crash del 29 abrió paso a un periodo de depresión económica mundial, que se manifestó en España un tiempo después, además de que la situación política nacional pasaba por una época inestable ya en 1930. “No obstante las especiales circunstancias de orden público y económico de todos conocidos”- dice la Memoria de 1930 - las actividades de la compañía acusan notable progreso (…) ya disfrutan de teléfono 2.560 poblaciones que representan el 50 por 100 de los habitantes de España”. Y del total de teléfonos instalados, el 63,3% ya tiene servicio automático.
Hoy en día hay numerosos e interesantísimos encuentros en el Espacio Fundación Telefónica, con personalidades de todos los ámbitos. Y esto no es nuevo. En 1930 en la planta 13ª del flamante edificio de Gran Vía 28 se inaugura una biblioteca de la Asociación Cultural y Deportiva de empleados de Telefónica. Debía ser importante porque para celebrarlo se preparó un acto con una charla magistral, a cargo del reconocido escritor Pío Baroja, que llevaba por título: “Los fines teóricos y prácticos de la lectura”.
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